domingo, 9 de julio de 2017

No lo hagas.

No me hagas ésto. No me obligues a ilusionarme con tu nombre en mis mensajes; no me hagas esperar una respuesta casi espontánea. 

No me hagas ésto. No me mires como antes, como cuando fuimos dos extraños queriendo encontrase; no me hagas recordar la vez que vimos a la lluvia desenmascararse. 

No me hagas ésto. No te alejes y me hagas extrañarte; no me invites a imaginarte en mis mejores momentos, y en el peor de los tormentos. 

No me hagas ésto. No te vayas como si nada, no regreses si no traes calma; no me obligues a pensarte de forma por demás voluntaria. 

No me hagas ésto. No me quieras a medias tintas, a medias veces; no utilices la distancia de pretexto, que no hay peor separación que la existente entre nuestros labios ahora mismo. 

No me hagas ésto. No te fijes en lo que escribo para ti; no leas entre líneas que en realidad lo que sucede es que me vuelvo loca por ti.