lunes, 12 de noviembre de 2018

El beso.

¿Te puedo dar un beso?... Se quedó pasmado mirándome. "Ay, niña... ¿Cómo me pides un beso tú a mí?".

Sentados esperando la comida, fuimos cómplices de la trama. Asintió tiernamente y me devolvió la valentía al alma.

Sus labios pronunciados abrazando los míos mientras nuestras manos se sujetaban firmemente. Qué nervios.

No sabía lo que hacía. Pero sabía bien lo que quería: sus besos en los míos por el mayor tiempo posible.

Me sale natural la coquetería. No necesito practicar, no necesito ser bonita. Qué bien se siente la confianza, la complicidad.

Qué bien se siente tu mano enlazada con la mía al caminar.

Ninguno de los dos sabe bailar. Pero, ¿saben? Creo que es mi lugar favorito para estar.

Qué difícil son los días cuando llegan y no está. Qué bonito fue aquel día, pues lo quise, de verdad.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Aquí

Aquí, aquí se te piensa todos los días. A veces de pronto, y otras muy pronto. Cuando miro a alguien sonreír. Cuando busco un gesto feliz. Cuando no existe nadie junto a mí.

Cuando escucho una canción, o cuando cantando te encuentro entre las letras. Cuando escribo frente al monitor, o cuando la pluma se realiza en mi mala caligrafía.

Cuando pienso en el futuro. Cuando llego a casa después de un día duro.

Aquí, se te extraña todos los días. Algunas veces de forma explícita, y otras cuantas de manera ilícita. Cuando te lleno de mí hasta el hartazgo. Cuando me convenzo de que ya no vernos ha sido un trato.

Cuando cierro los ojos y te pienso conmigo. Cuando en sueños revivo aquello que vivimos. Cuando me preguntan cómo estoy. Cuando quisiera contarte lo bien que me ha ido hoy.

Cuando te veo feliz a lo lejos. Cuando por más que trato no logro ser amiga de los recuerdos.

Aquí, se te quiere aunque no quiera. Aquí se te quiere aunque a veces duela.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

No hay.

No hay historias que contar. 

No hay aventuras por buscar.

No hay letras que escribir. 

Ni palabras para decir. 

No hay abrazos más que dar. 

No hay sollozos que ocultar. 

No hay pruebas por superar. 

Ni recuerdos por olvidar. 

No hay hojas que arrancar. 

Ni heridas para cicatrizar. 

No hay momentos que guardar. 

Ni sentimientos sin final.