martes, 30 de julio de 2019

Disculpa.

Disculpa si te extraño aunque vengas.

Disculpa si todo lo que quiero es abrazarte.

Disculpa si parece que con mi cariño quiero asfixiarte.

Disculpa por todo lo que quiero darte.

Espero que de mí nunca llegues a cansarte.

A veces las cosas buenas me duran tan poco, que quiero agotarme, gastarme la vida amándolas.

Todo lo que tengo, quiero que lo tengas. Todo lo que soy, quiero que lo sepas.

Que la vida es corta. Que la llama sigue.

Que te extrañé desde antes de mirarte.
Que te querré aún si llegas a alejarte.

Dame un minuto para amarte.

Dame una vida para entregarme.

Discúlpame, cariño, si te abrumo.

Tan sólo trato que te enteres, que mi corazón, cariño, ya es tuyo.

lunes, 29 de julio de 2019

Rebulicio.

Mucho se habla de refugios, y de formas de huir.

Mucho se dice de las veces en que sólo sientes que te puedes hundir.

No quiero nadar contra corriente. No quiero obligarte a que seas fuerte.

Pretendo darte lo que siento; quisiera poner mi hombro y ser tu muro de concreto.

Cuando los días sean nublados; cuando quieras irte, incluso, de mi lado.

No voy a resolver tu vida; sólo pretendo acompañarte mientras encuentras la salida.

Sin expectativas no hay futuro. Lo único que podemos hacer hoy es ponernos a trabajar duro.

Que sepas que, si pudiera, sentiría lo que piensas. Que no hay nada que no puedas hacer, incluso aquello que tanto te cuesta.

No hay modo de cambiarte lo ocurrido, solamente tú puedes continuar, sin darte por vencido.

Lo que sea, tiene solución. Aunque la vida no siempre sea sencilla, ni parezca un mondón.

No tengo mucho qué ofrecerte; tan sólo grietas, tan sólo nudos, tan sólo voz.

Que, ojalá, comprendas que no soy juicio, tan sólo un rebulicio buscando orientación.

Que te abracen mis respuestas, y que no reprimas tus temores.

Que cuando te canses, recuerdes que no está mal esperar a que surgan de nuevo tus fervores.

De pie o de costado; muy feliz o medio nublado; aquí estoy, y de tu presencia me siento honrado. 



Silencio.

Silencio.

Silencio cuando abres los ojos a mitad de la noche.

Silencio si, de pronto, piensas en hacerte algún reproche.

Silencio cuando no encuentras cómo hacer.

Silencio si decides intentar desaparecer.

Silencio sobre la guitarra imprescindible.

Silencio cuando sabes que lo difícil es casi imperceptible.

Silencio en las palabras como rompecabezas.

Silencio cuando la vida desafía tu destreza.

Silencio sin clemencia.

Silencio, la conciencia pide tu indulgencia.