miércoles, 24 de octubre de 2018

Roto.

"No perdí la esperanza, sé perfectamente quién la tiene", leí antes de que se me terminara de romper el corazón.

¿Absurdo? Sí. Así suena esa burda y cotidiana expresión. ¿Realmente se puede romper un corazón?

Uno piensa que no. Hasta que le sucede.

Hasta que sientes ese hueco que apenas te deja respirar. Hasta que lloras y lloras y no logras sanar.

Hasta que cada palabra te hace sangrar. Hasta que cada recuerdo te empieza a quemar.

Hasta que en días y noches no dejas de pensar. Hasta que tu inteligencia se empieza a esfumar.

Hasta que pierdes el tiempo buscando respuestas. Hasta que caes en cuenta que no traes las agallas bien puestas.

Hasta que te condenas a tener culpa. Hasta que notas ridículo aceptar sus disculpas.

Hasta que las canciones te saben podridas. Hasta que las intenciones caducan en heridas.

Hasta que pierdes de vista lo que solías ser. Hasta que dejas tu vida por tratar de volver.

Uno piensa que son tonterías de las historias dramáticas. Uno piensa que nunca le va a pasar.


martes, 23 de octubre de 2018

Reclamo.

No, por favor, otra vez no.

Dijiste que ya no lo harías. Dijiste que te alejarías.

Dijiste que lo dejarías, que ya no lo recordarías.

Dijiste que no llorarías, y que del alma te lo arrancarías.

Dijiste que ya no buscarías, que por fin te resignarías.

Dijiste que más no le escribirías, y que sus fotos ya no mirarías.

Dijiste que no lo stalkearías, y que de pensarle por fin dejarías.