miércoles, 21 de septiembre de 2016

La belleza de lo simple

De repente, en algún momento de vacío, todos buscamos consuelo en la belleza. Nos gusta pensar que hay algo que nos puede complacer, que nos sacará de esa inmensidad a la que no vemos sentido, pero de la que no podemos salir.

Pensar en "belleza" es, inevitablemente, buscar adjetivos, poner etiquetas. Pero, ¿se ha dado cuenta de que cuando lo intenta, busca siempre etiquetas con bonito tono? Sí, normal.

Pensar en "belleza" es buscarle esquinas a todo, poner muros entre significados, y darle un nombre que nos ayude a describir. Pero a veces la belleza está sólo aquí, en un pedazo de papel manchado de tinta. A veces la belleza es sólo un momento que parece simple, pero que nos regala un poquito extra.

La percepción nos engaña, y le da vida a lo bello; pero, ¿por qué hay quien adora las hojas secas crujiendo en el piso, habiendo tantas frescas sobre las ramas? Porque han aprendido a darle sentido a eso que pocos toman en cuenta.

La cotidianidad nos envuelve en una espuma de lo que ya conocemos, de lo que dejamos de apreciar; nos dirige a la costumbre, y nos va debilitando el asombro, algunas veces.

Es por eso que dejamos de notar que la belleza puede aparecer en la risa de un extraño, en el sonido de tus pasos, o en un asiento vacío. La belleza es más que una buena foto, más que una linda voz, más que una canción que a todos les gusta.

La belleza es lo que te transmite, lo que te asombra, lo que te motiva. Belleza es lo que no habías visto antes, lo que quieres volver a ver. Belleza es abrir los sentidos, y dejarse atrapar sin sentirse preso.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Sabor a sal

La sal me recuerda a ti, inevitablemente. Me obliga a llamarte entre sucesos, para sentir cómo te resbalas y acaricias mis mejillas. Esta noche me sabe a sal, me sabe a que ya no estás. 

La sal es a la comida, lo que tu presencia es a mi vida; es sazón, es sinsabor, es ardor en los poros abiertos, y sanación en las heridas sin cerrar. Eso eres, cuando quieres. 

Eres sabor a sal cuando se hace de noche, cuando me sumerge la embriaguez en mis lágrimas. Eres la sal cuando pruebo a sorbos tu ternura; eres la sal cuando doy un trago amargo a mi tequila.

La sal eres porque mejoras cada sensación en mi paladar; porque me haces gesticular cuando te tengo en exceso; porque me he acostumbrado a saber siempre a ti.