No eres tú, soy yo. Soy yo que me alejo, y me gusta volver de pronto. Soy yo que te tengo, y me gusta perderte un poco.
No eres tú, la incondicional; la que me escucha, la que me acompaña aún cuando estoy lucha.
No eres tú, la incondicional; la que me escucha, la que me acompaña aún cuando estoy lucha.
No eres tú, soy yo. Soy yo que me desquicio; soy yo, porque eso de huir se me ha vuelto ya un vicio.
No eres tú, la que insiste; la que existe aún cuando me enojo o cuando estoy triste.
No eres tú, soy yo. Soy yo que no quiero arriesgarme; soy yo, porque he aprendido a no a desgarrarme.
No eres tú, la que me quiere; la que me abraza y me defiende de aquel que me hiere.
No eres tú, soy yo. Soy yo que no quiero confiar; soy yo, porque todo lo que he hecho ha sido fallar.
No eres tú, soy yo. No eres tú la que quiero. Soy yo quien se va.
No eres tú, la que insiste; la que existe aún cuando me enojo o cuando estoy triste.
No eres tú, soy yo. Soy yo que no quiero arriesgarme; soy yo, porque he aprendido a no a desgarrarme.
No eres tú, la que me quiere; la que me abraza y me defiende de aquel que me hiere.
No eres tú, soy yo. Soy yo que no quiero confiar; soy yo, porque todo lo que he hecho ha sido fallar.
No eres tú, soy yo. No eres tú la que quiero. Soy yo quien se va.