lunes, 12 de noviembre de 2018

El beso.

¿Te puedo dar un beso?... Se quedó pasmado mirándome. "Ay, niña... ¿Cómo me pides un beso tú a mí?".

Sentados esperando la comida, fuimos cómplices de la trama. Asintió tiernamente y me devolvió la valentía al alma.

Sus labios pronunciados abrazando los míos mientras nuestras manos se sujetaban firmemente. Qué nervios.

No sabía lo que hacía. Pero sabía bien lo que quería: sus besos en los míos por el mayor tiempo posible.

Me sale natural la coquetería. No necesito practicar, no necesito ser bonita. Qué bien se siente la confianza, la complicidad.

Qué bien se siente tu mano enlazada con la mía al caminar.

Ninguno de los dos sabe bailar. Pero, ¿saben? Creo que es mi lugar favorito para estar.

Qué difícil son los días cuando llegan y no está. Qué bonito fue aquel día, pues lo quise, de verdad.

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