miércoles, 20 de julio de 2016

Encuentro parpadeante

Tenía unos risos tan oscuros, que parecían mi suerte; un par de cristales redondos y brillantes escondidos bajo las gafas; la barba apenas notoria, y unos labios que parecían promesa. Un libro de Benedetti entre las manos, y un encanto mareador debajo de sus prominentes cejas. 

En mi cabeza sonaba "Take on me", como si estuviera finalizando la década de los 80. Estaba distraída, pensante, cuando apareció caminando lentamente frente a la ventanilla. Fue como una conexión inerte. Sin pensarlo ambos nos volteamos a ver, nos detuvimos a mirarnos.

Sin avanzar, el tiempo pasaba, y nos quedamos ahí: extraños, expectantes, parpadeantes, pero sin perder detalle. El tren sigue estático, igual que nuestras miradas.

No hay porqué pensarnos antes, ni después; sólo aquí, porque es maravilloso encontrarte con alguien. Encontrarte así, sin motivos, sin ilusiones. Sólo mirarse y disfrutar de ese rato, de ese trato de fe en volverse a encontrar. 

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