martes, 12 de julio de 2016

Llamada en espera

¿Sigues ahí? Yo esperaría que sí. Después de todo, son casi las 3:00 y ya ni la prisa nos acompaña. Estamos solos, escuchando el respirar uno del otro.

Se siente bien estar aquí. Se siente bien que después de un par de carcajadas por fin nos quedemos quietos; que nos quedemos. Dices que mi voz te recuerda a la de alguien; también has dicho que te gusta o algo así, que no es lo más importante. Lo más importante es que me escuchas y te escucho.

Después de los 60 minutos, y a estas horas, el sueño ya nos hace interferencia; pero seguimos atentos, seguimos en espera. Es cómodo saber que no se necesita del estado físico para acompañar a alguien.

Un ruido amenaza con que ya estés durmiendo, pero sólo eres tú acomodándote el teléfono. Uno más, y casi me rindo; pero no. Suspiras, y haces algún comentario al azar... Otro suspiro: ahora sé que estás durmiendo.

Nos quedamos en espera, y después sólo yo. Era evidente que uno sería más débil, pero ninguno compitió por ello. Después de todo, estas llamadas a mitad de la noche te hacen esperar un poco menos el amanecer. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario