sábado, 17 de diciembre de 2016

Te odio.

Me llamaste, y el arrepentimiento te hizo colgar. No entiendo por qué permito que eso me afecte; pero el cuestionamiento se nubla cuando recuerdo quién eres tú. 

No sé con qué propósito apareces de repente, y generas un caos. No entiendo por qué después huyes y finges que nada pasa. No entiendo tus motivos, pero te odio. 

Te odio porque me importas.

Te odio porque todavía te pienso. 

Te odio por cómo eres. 

Te odio porque me gustas. 

Te odio por tu intermitencia. 

Te odio por tu fascinante personalidad. 

Te odio porque te alejas.

Te odio por tu inteligencia. 

Te odio porque aún estás.  

Te odio porque te fuiste. 

Te odio porque no vuelves. 

Te odio porque, aún después de todo, lo que más odio es no estar contigo. 

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