viernes, 2 de diciembre de 2016

Existes en mí todavía. Siempre.

Las personas llegan a nuestra vida y a veces nos toman por sorpresa. Así llegaste tú. Hablar, y encontrarnos en cada conversación es un regalo que guardaré en mi memoria; saberte en la simpleza y en la complejidad, en lo cotidiano, en la causalidad. 

Me regalas fotos, me regalas risas; me regalas páginas bien escritas. La brevedad es condena y ventura entre nosotros, es motivo de nuestra gravedad; y de la levedad de tu sentir.

El tiempo nos mide, y no al revés. Encontramos palabras sin usar, convergemos entre miradas. Los retratos nos hacen eco, nos dejan perpetuidad ante las prisas.

Eres compañía de ratos cortos, pero duraderos; de momentos verdaderos. Somos cómplices de una foto sin descripción; de una historia, de una ilusión.

En apariencia lo somos todo; la realidad es que seguimos volátiles, inhábiles. Interpretarnos al mirar es nuestro pasatiempo, y concretar metáforas se convirtió en especialidad.

Los recuerdos no bastan, ni se gastan. Existes en mí todavía; existes,  aunque quizá mañana ya no estés.


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